En la actualidad todavía existen orientadores en los centros educativos que están dedicados exclusivamente a atender las dificultades que presentan alumnos con problemas, atendiendo desde un modelo de intervención directo e individual que cada día resulta más ineficaz y desesperante. En el otro lado están los orientadores que trabajan básicamente asesorando al profesorado y familias ayudándoles a crear ambientes que faciliten el desarrollo y la prevención de los problemas.
Una forma de recoger ambas posiciones y que desde estas líneas proponemos es la llamada consulta colaborativa, en ella, asesor y asesorado asumen una responsabilidad compartida en todos los aspectos del proceso, definiendo conjuntamente el problema a tratar, poniéndose de acuerdo en los objetivos a conseguir, desarrollando y poniendo en práctica un plan de acción que conjuntamente evaluaran.
En este tipo de consulta, la imposición de las cosas está fuera de lugar, la manera de trabajar es colaborativa, donde la sugerencia y la persuasión ganan terreno a la imposición.
Indistintamente trabaje el asesor desde un departamento o equipo externo de orientación, debe tener la capacidad de establecer buenas relaciones con los demás y tener un conocimiento formal e informal de los procesos visibles y menos visibles que se dan en los centros educativos.
En este marco de trabajo, los orientadores asumirán funciones tanto respecto el centro educativo, el profesorado y las familias (Álvarez/Bisquerra, 2000).
Por último, anotar desde este espacio de reflexión para todos aquellos que estamos relacionados con el asesoramiento educativo, que esta consulta colaborativa se realiza adecuadamente cuando los dos intervinientes gozan de un status similar y no están mediatizados por razón del puesto que ocupan, de este modo, pueden colaborar voluntariamente en la relación sin ningún tipo de prejuicio, mostrándose plenamente confiados y sabiendo que pueden abandonarla en cualquier momento que lo deseen.